Pros y contras de la autopublicación

La autopublicación está a la orden del día.  Ya antes de la aparición de Amazon, algunos escritores valientes optaban por dar a conocer su obra sin que esta pasara por una editorial. No era algo habitual, dada la singularidad del trabajo que conlleva editar un libro, y cuando ello ocurría, o bien el autor conocía el sector o bien contaba con un equipo que se encargaba de todo el proceso.

La llegada de Amazon y de la plataforma KDP, siglas de Kindle Direct Publishing, ha revolucionado el sector editorial por cuanto ha acercado el proceso editorial a todo el público. Ya no es necesario enviar un manuscrito a un sello editorial; Amazon puede publicar cualquier tipo de libro que un escritor desee compartir con el lector. No hace falta siquiera conocer el proceso de producción de un libro ni gastarse dinero en maquetadores y diseñadores gráficos. La plataforma permite publicar con opciones gratuitas que, si bien son muy limitadas, ofrecen la posibilidad de que cualquiera que tenga una idea, pueda plasmarla en papel y difundirla en forma de libro.

Si bien es cierto que al principio autopublicar no solía tener buena fama, pues se asociaba a escritores que no habían podido «colocar su obra» en una editorial y empleaban esta herramienta como último recurso, hoy en día, por suerte, la situación ha cambiado y cada vez son más los autores que optan por este método para publicar su obra.

Está claro que la difusión que permiten algunas plataformas, su presencia en el mundo globalizado y los recientes problemas con el papel y las empresas de distribución, que amenazan con retrasar algunos lanzamientos previstos para los próximos meses, contribuyen a que sean una opción a tener en cuenta para muchos autores.

Además de Amazon, existen otras plataformas y sellos que ofrecen la autopublicación. Incluso sin recurrir a la plataforma estadounidense, un escritor puede publicar su obra por sí solo sin necesidad de un editor, pues hay empresas de impresión y distribución que prestan este servicio para aquellos autores que corren por cuenta propia con la producción de su obra y necesitan darla a conocer y llevarla a las librerías.

Hemos de tener en cuenta que hay varias fórmulas de autopublicación. Amazon solo es una, quizá la más conocida, pero hay otras en las que se contratan los servicios editoriales y se abona por editar una obra cuidada, en cuanto a que ha sido revisada por un profesional y cuenta con un diseño de cubierta propio.

Precisamente por ello, en este artículo queremos hablar de las ventajas que tiene autopublicar, no solo en Amazon, pero también creemos necesario exponer los inconvenientes, que son importantes y que debe valorar el autor antes de elegir qué opción le interesa más.

Pros de la autopublicación

Todo el mundo puede publicar su libro. Es tanto el boom de la autopublicación que existen diversas herramientas y empresas que prestan servicios para que cualquier autor que haya sentido el cosquilleo de las musas haga realidad su sueño. Algunas son gratis, como la plataforma KDP; en otras, en cambio, hay que pagar, pero se recibe un servicio más completo por cuanto corrigen, maqueta, publican, imprimen y difunden tu libro, extras con los que no cuentas si optas por Amazon y que deberás pagar igualmente si quieres ofrecer un producto cuidado.

Es relativamente sencillo. No requiere tener conocimientos de maquetación ni necesitas saber cuestiones como el ISBN. En Amazon ofrecen un ISBN propio para sus libros sin que tengamos que comprar este número (que no es obligatorio, pero sí indispensable para que los libreros, los lectores y otros agentes del libro lo encuentren entre el volumen de publicaciones que salen todos los años), aunque también existe la posibilidad de insertar el que hayamos adquirido por nuestra cuenta. 

Por otro lado, como hemos dicho, si queremos publicar con Amazon no necesitamos saber de diseño gráfico ni de maquetación, pero sí es recomendable que sepamos manejarnos con el ordenador, pues tendremos que subir nosotros nuestro libro, adaptarlo a unas medidas determinadas, elegir la cubierta, subir e insertar lo que queremos que aparezca en ella…

Si delegamos el proceso en una editorial dedicada a la autopublicación, tampoco tendremos que encargarnos de nada, pues pagaremos por esos servicios: el ISBN, la maquetación del interior, el diseño de una cubierta, la elección del tipo de letra, la adquisición de imágenes, etc.

Puede ser rápido. Por supuesto, todo depende de la plataforma que escojamos. Si hemos subido bien el archivo y no surgen problemas, en unas setenta y dos horas como máximo tendremos el libro publicado en Amazon. Si trabajamos con una compañía dedicada a la autoedición, es posible que tarde más, el tiempo que suele necesitar producir un libro.

No tenemos que almacenar ejemplares de nuestra obra. En la mayoría de los casos, las empresas y plataformas dedicadas a la autopublicación trabajan con la impresión bajo demanda. ¿Qué quiere decir esto? Que no nos obligan a imprimir una serie de ejemplares (ahora se ofrecen muchas facilidades y hay imprentas que imprimen desde un solo libro, pero hace unos años lo mínimo que podías contratar para imprimir eran 1000 o 2000 ejemplares), sino que estos se imprimen conforme se venden.

Contras de la autopublicación

Cuidado con la calidad del libro. No solo nos referimos a la calidad de la historia que narra, sino al continente. Por suerte cada vez son menos los autores que publican su libro sin que este haya sido corregido por un corrector o maquetado de manera adecuada. Pero ello conlleva un gasto adicional, con el que debe contar el autor, pues tendrá que buscar corrector, diseñador para que elabore una cubierta, comprar el ISBN, solicitar el depósito legal, que es obligatorio por ley y que supone la entrega de ejemplares en una o varias bibliotecas de nuestro país, etc. Y si no sabe nada de informática, deberá contratar también los servicios de un maquetador que estructure el libro y le dé forma en su interior. Por tanto, supone unos gastos extraordinarios con los que debe contar si quiere autopublicar un libro sin errores, erratas y bien maquetado.

En cuanto al contenido, la autopublicación prescinde de un profesional necesario para la valoración de los ejemplares: el lector editorial, que trabaja con editores y agentes literarios para evaluar obras, analizar sus fortalezas y las áreas a mejorar, estudiar la trama y corregir aquellos problemas que pueden ralentizar la lectura o hacerla menos creíble para el lector. Este profesional también suele valorar el manuscrito desde el punto de vista comercial y recomendar posibles sellos en los que, en el caso de que sea publicable, tendría cabida el libro.

Por tanto, a la hora de publicar la obra de manera independiente, sin contar con estos profesionales, corremos el riesgo de ofrecer un contenido que no sea acorde a los lectores, que pagan por leer un libro limpio y bien estructurado. Y si optamos por darle valor a nuestra obra y contar con este asesoramiento, tendremos que desembolsar dinero para pagar por estos servicios, que en una editorial tradicional forman parte del trabajo diario.

Nosotros nos encargamos del márquetin. Por norma general, cuando un libro sale a la venta, los sellos suelen diseñar campañas de publicidad para darlo a conocer, con ruedas de prensa, en el caso de los sellos grandes, y presentaciones con debates y charlas en los que el autor participa y responde a las preguntas de un público entregado. Las editoriales envían libros a los críticos y hacen la labor de promoción y difusión de la obra, bien concertando presentaciones en otros puntos de España para difundirla, bien creando campañas en las redes sociales y la página web.

Cuando un autor se enfrenta solo a la publicación de su libro, todo este trabajo debe hacerlo él mismo. Y pese a lo que se cree, es imprescindible para que la obra se dé a conocer y, por ende, se venda. Tendrá que publicar diariamente noticias sobre su libro en las redes sociales, enviárselo a blogueros y críticos, crear una página web o blog para interactuar con los lectores. Y todo ello lleva un tiempo y requiere de una organización.

Tendremos que negociar con los libreros. Algunos consiguen vender en plataformas como Amazon; otros a través de su página web, pero las verdaderas ventas de los libros se producen en las librerías. De este modo, es necesario que el escritor se pase por aquellos establecimientos que están cerca de su domicilio y negocie con el librero las condiciones, siempre y cuando este quiera vender su obra en la librería. Y para que el libro esté en más establecimientos y llegue a más lectores, tendrá que hacer lo mismo con varias librerías más.

Esta tarea la suelen llevar a cabo las distribuidoras, que hacen posible que el libro se venda en distintos puntos de España a la vez, ya que lo ofrecen a las librerías, así como a los centros comerciales y otros canales de venta online, como los marketplaces. Estos espacios suelen quedar alejados de los autores que autopublican, aunque en algunas empresas de distribución ya ofrecen el servicio de distribución para los escritores que se aventuran en este sector.

Hay que ajustar cuentas con Hacienda. Si queremos publicar nuestro libro, contratamos todos los servicios para que la obra cumpla con los criterios de calidad, gestionamos el ISBN y el depósito legal y, sobre todo, vendemos el libro por nuestra cuenta, ya sea a conocidos, a través de la página web o en librerías, tendremos que darnos de alta en la Agencia Tributaria en el epígrafe empresarial como autor-editor, que es la figura legal que designa a los autores autopublicados.

Este requisito exige cumplir con una serie de trámites trimestrales y anuales en los que tendremos que declarar nuestros ingresos por la actividad. Si nos saltamos este paso, podremos tener problemas.

Autopublicar es una opción muy interesante, pero es necesario que nos informemos bien de todos los procesos que conlleva la producción de un libro, los plazos, los profesionales implicados, la promoción. Porque si finalmente queremos encargarnos nosotros de sacarlo al mercado y gestionar los ingresos conseguidos por las ventas, debemos ser conscientes de los pasos que hay que seguir y los requisitos legales y tributarios para hacerlo.

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